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el revés y el derecho>

Elecciones europeas y paridad – Juan Manuel Bethencourt

   

Estuve viendo, querido Juan, el debate europeo entre los candidatos del PP y el PSOE, que derivó en un previsible frontón que, en lugar de la ocasión para confrontar ideas, fue una especie de mitin a dos voces en el que Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano se alternaban en el uso de la palabra. Nada hay que reprochar a los aspirantes, que se midieron según las reglas previamente pactadas por sus equipos de campaña. Hay mucha mitología sobre el peso de los debates en el resultado de una contienda electoral, pero lo cierto es que su incidencia en el resultado es bajísima; tanto más en este caso, en unos comicios de limitado perfil. Resulta llamativo que el mayor eco del debate haya venido a posteriori, con esas palabras condescendientes de Arias Cañete, quien, según su propia versión, no quiso demostrar su “superioridad intelectual” (sic) ante Valenciano para no parecer machista. Quizá el machismo anide precisamente en esa distinción, en la presunción de que no es posible un debate político entre un hombre y una mujer que se rebaten (y llegado el caso se despedazan) como lo que son, seres humanos no iguales, pero sí equiparables. La cosa no deja de ser un ardid de campaña, el intento del PP por vincular la campaña durante un par de días a esa superior cualificación académica de su candidato, en menoscabo de su principal oponente. Lo cierto es que en la España de hoy, y por fortuna, las mujeres obtienen mejores registros académicos que los hombres como norma general, lo cual, sin embargo, no se traduce en un reconocimiento equivalente; ni en la política, ni en la Universidad, ni en la empresa, tampoco en los medios de comunicación. Y cuanto más selecto el foro, más patente la ausencia de paridad no forzada, sino natural. De hecho, la semana que termina nos ha deparado la salida forzosa de dos figuras femeninas del periodismo impreso, las ya exdirectoras de Le Monde y The New York Times, Natalie Nougayrède y Jill Abramson, respectivamente. La primera de ellas, una periodista excepcional.